Testimonio de la lucha contra los agroquímicos

“No cometamos el error de pedir salud y no justicia, porque así nos enfermamos todos”
“¿Por qué debemos abandonar la lucha sabiendo que la verdad está de nuestro lado?”

Fabián Tomasi

Ayer, se cumplía un mes del fallecimiento de Fabián Tomasi, y me gustaría que su recuerdo no pase desapercibido. También hace un mes me enteré por las redes sociales de su historia, y creo que tiene mucho para decirnos.

Fabián ha sido un gran testimonio, que lejos de sólo quedarse con lo malo y lo doloroso de su experiencia, quiso dejar un mensaje de aprendizaje, de justicia y verdad, de respeto y cuidado por la vida, para el resto de las personas. Ha dado charlas y conferencias en escuelas y universidades de la Argentina, e incluso escrito un libro con Eleisegui, contando su historia. Te compartimos fragmentos de una entrevista que le hizo la organización No Matarás, que podés ver en este video.

“Empecé a trabajar en una empresa de fumigación. Al principio, sentía un gran dolor en las manos y los dedos, y sólo me calmaba ponerlas debajo de agua caliente. He hecho viajes con la empresa, y he tenido que pagar para poner las manos bajo agua caliente porque no soportaba el dolor. Estuve casi 5 años tratándome por diabetes. Por investigación propia, llegué a la conclusión de que eran los químicos que me afectaban. De esa manera, logré que algunos médicos aceptaran esa idea y empiecen a investigar lo que me hacían los químicos. Resulta que tenía polineuropatía tóxica severa, también denominada enfermedad del zapatero. Explico por qué. Porque los que fabrican calzados aspiran los solventes de los pegamentos que, como los agroquímicos, como las naftas, afectan el sistema nervioso, como lo que me pasó a mi. Yo no me miro al espejo, porque la verdad es que no me siento como estoy. Será por el ánimo… Pero la cuestión es que me miro y se ve que algo no anda bien. Y no es por que no acepte cómo estoy, simplemente para no asustarme. Porque, ¿cómo puede ser que pese 44 kilos? Toda mi vida pesé 80. Si no hubiese sido porque yo investigaba qué era lo que me estaba pasando, me hubieran seguido engañado más. Porque en realidad es lo que pasa. Es como que la gente naturaliza todo. Ven que las cosas se están derrumbando a su lado y lo toman como que “bueno, es la vida” (Palabras de Fabián)

En términos de litros por cantidad de población, Argentina es el estado con mayor consumo de herbicida glifosato en el planeta. El glifosato, como el 2,4-D, están vinculados al cáncer según la OMS. Un tercio de la población se encuentra afectada directa o indirectamente por el glifosato, herbicida que se encuentra prohibido en 74 países. Ante esto, Fabián piensa que estamos mal acostumbrados, que el cultivo podría hacerse de otra manera. Se pregunta, “¿quién podría pensar que se puede crear alimentos usando veneno?”.

“Una vez que los laboratorios pierden la patente de los medicamentos, o de los venenos como en este caso, cualquiera está habilitado y puede fabricarlos. ¿Qué hizo Bayer? Para que no lo fabrique cualquiera, sacó un comunicado oficial diciendo que habían descubierto que el endosulfán que ellos fabricaban era cancerígeno. ¿Qué hizo SENASA en Argentina, que es el órgano de control de todas estas cosas? Dijo que sí, que aceptaba lo que Bayer decía, pero que iba a dejar que se siga vendiendo porque había mucho stock (Resolución de SENASA 511/11). O sea, amplió el margen de venta cinco años más. Quiere decir que los que murieron desde que Bayer largó el comunicado oficial hasta que SENASA se dignó a sacarlo, para que la gente del campo no pierda, todos esos muertos eran con causa sabida. Esa es la locura que vivimos

“Mi causa y mi jubilación hubiesen tenido que sentar presedentes. Pero como todos callan -estoy hablando del gobierno, de la medicina, de la justicia- esto pasó como una jubilación más. Con el sólo nombrarme ante el ANSES se puede tomar de que los agroquímicos lo van a afectar. El problema es que de ahí a que la medicina lo acepte, es muy complicado. Y espero que con esto no se me malentienda. Tal vez si yo no estaría enfermo, estaría necio trabajando en lo mismo, pero viste que hasta que a uno lo toca -por eso digo lo que digo-, uno no reacciona. No por egoísmo, sino porque simplemente si no le das una solución a una persona, le decís “esto te mata”, pero no le das otra alternativa de trabajo, te va a decir “bueno, dejá, que mate. Yo por ahora estoy bien”. Pero es una reacción lógica de no hacerse cargo de lo que no te afecta

Carta de Fabián a los niños de una escuela primaria de Basavilbaso, la ciudad en la que él vivió y trabajó.

Tengo que explicarles algo difícil, porque ustedes son chicos, y lo que tengo que contar, no es muy lindo. Vieron que estoy enfermo, y creo que saben por qué estoy enfermo. Yo trabajaba en las plantaciones de soja, o mejor dicho, trabajaba con los aviones que fumigan la soja.

¿Saben por qué la fumigan? Fumigar es echar el veneno sobre las plantas. Pero veneno que no mata a la planta que quieren defender, o sea la soja, sino a todo lo demás. Les cuento que el campo está lleno de hierbas que nacen y viven naturalmente, sin pedir permiso a nadie, por supuesto. Pero como los hombres que cultivan sólo les interesa la soja, entonces esas hierbas, a las que ellos llaman malezas, les molestan. Y es por eso que les echan veneno, para matarlas.

Yo cuando entré a trabajar, no sabía lo que hacía, y me preguntaba: “¿el trabajo será bueno?”. Claro, después que me enfermé, me respondí una gran incógnita, me dí cuenta. Matar a toda forma de vida que no nos gusta está mal. Está mal matar a las perdices, a los cuises, a las margaritas, a los pájaros, y todo para que crezca un sólo tipo de planta que les da dinero. Está mal, porque la tierra queda lastimada. Porque la tierra necesita de todas las plantas, y los pájaros, y los bichos. Entonces está mal. Pero además, está mal porque lo que echan para matar a las plantas, también termina haciéndonos mal a nosotros, las personas. Como ejemplo, a mí.

Aunque parezcamos muy distintos, los animalitos, las plantas, las flores, somos bastante parecidos. No somos parecidos en la forma, por supuesto. Pero todos estamos construidos por ladrillos que llaman células. Por eso el veneno que le tiran a las plantas nos hace mal a nosotros (…)

¿Saben? Se puede cultivar sin echar veneno. Pero no lo hacen porque no saben, ya se olvidaron cómo es hacer eso. Y la gente que les vende los venenos no quiere que se acuerden. Por eso ustedes, que van a ser hombres el día de mañana, tienen que saber que las personas y el resto de la vida tenemos que ser amigos, y que si nos hacemos daño, el daño nos va a volver sí o sí.

Tal vez ustedes crezcan y tengan que decidir si seguir estudiando o trabajando. Lo que decidan hacer, se acuerden de este escrito. Y que comprendan que nosotros, los grandes, hicimos muchas cosas mal. Y de esa forma, no nos imiten. Nada es exitoso, si en su camino perjudica a otros. En definitiva. No matarás.

Un gran abrazo, mis queridos nuevos amigos.

Mi nombre es Fabián Carlos Tomasi. Espero que no se olviden de mí

Mili Raffa

justicia
Publicación anterior
Reflexión del Evangelio del Domingo 07 de Octubre (Francisco Bettinelli, sj)
Publicación siguiente
Nuestra canción

Publicaciones relacionadas

keyboard_arrow_up