Indonesia: La fuerza para levantarse

Palu es una ciudad de 350.000 habitantes ubicado en la costa oeste de la isla de Célebes, en Indonesia. Este viernes un terremoto de 7.5 en la escala de Richter azotó al lugar, provocando un devastador tsunami que causó destrozos de una magnitud gigantesca. La ONU estima que 191.000 requieren ayuda humanitaria urgente.

Desde el gobierno señalan que hay 844 muertos, mientras que para otros organismos la cifra aumenta a 1203. De todas formas, es seguro que los números aumentarán con el correr de las horas. Los cadáveres poco a poco son enterrados en una fosa común, para prevenir enfermedades. Las autoridades fotografían cada cuerpo, para que luego sus familiares puedan saber dónde están enterrados sus seres queridos.

Y aquí es donde entra en juego el poder de resiliencia de los indonesios, el hecho de sobreponerse a situaciones adversas constantemente no es una virtud de cualquiera. Sin embargo, la determinación de su pueblo hace que una y otra vez salgan adelante.

Indonesia se encuentra en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, y es sumamente propenso a este tipo de desastres, de hecho en 2004 el terremoto de 9.1 de magnitud y su posterior tsunami causaron más de 200.000 muertes. Este año ya hubo otra catástrofe similar a la del viernes, en el mes de agosto, más precisamente en la isla de Lombok, que produjo más de 500 muertes y 1500 heridos.

Aproximadamente la mitad del país vive debajo de la línea de pobreza, con menos de dos dólares diarios. De hecho, según datos de la Cruz Roja española, en Indonesia se registran 3,5 desastres naturales diarios, aunque la mayoría de baja o mediana magnitud.

Más allá de lo que sale en las noticias, sin dudas que el poder de superación de los indonesios es digno de imitar. Muchas veces los medios nos muestran el momento del desastre, lo impactante de los destrozos, pero no hacen hincapié en el después, en qué es lo que ocurre con esas familias luego de la catástrofe. Esa es la virtud que debemos rescatar: sobreponerse a los problemas, a verdaderos problemas que por lo general no tienen una solución precisa. Esa resiliencia de los indonesios que los convierte en un pueblo sufrido, pero que se reconstruye a cada momento a pesar de las adversidades.

Ignacio Pueyo

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