Nuestra canción

¿Hasta dónde llega uno? ¿Hasta dónde uno puede darse? ¿Cuán amado podemos hacer sentir al otro? La respuesta es muy clara… Justamente porque acá no hay restricciones, los límites no existen. Podemos llegar hasta el cansancio, darnos al cien por ciento, amar hasta el final. 

Podríamos decir con seguridad que, al darnos, al amar hasta el cansancio, al tener gestos llenos de ternura; tenemos que obviar, por ciertos momentos, la actitud del otro… Porque esos gestos nacen del corazón y no pueden ser callados, porque eso se siente, porque el corazón lo pide a gritos.

No podemos permitir que nuestras inseguridades repriman los actos que van del corazón al corazón, porque ahí si que no hay trabas, él camino es directo.

Creo entonces, que cuando uno empieza a abrir caminos para llegar al otro, esparce semillas… Y puede que en ese camino nos encontremos con muchos tipos de tierra; algunos más fértiles que otros pero eso no ha de detenernos. 

Porque además, algo es seguro, las semillas prometen siempre una primavera; primavera llena de color y sentimientos de acogida. 

Y en ese caminar, en esa primavera que vamos construyendo paso a paso; cantamos nuestra canción… Contamos nuestra historia, nuestra historia de amor, bailamos, brillamos, somos nosotros en nuestro estado más puro.

Entonces… ¿por qué no cantar nuestra canción? ¿Por qué no dejar en los otros una incesante melodía de encuentro? 

¡Ánimo! Que la primavera será grande… 

¡Y que tu canción, sea siempre cantada!

Clarita Alesandria 

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