Volver a volar

Sé que tus ojos me han mirado
y tu paciencia me ha esperado,
pero aquí estoy, ya ves,
nuevamente enredado.

Sé que conoces mis heridas,
sé que levantas las caídas,
pero ya ves, me cuesta creer
que aún camines a mi lado.

Dame la cruz, te doy mi cruz, Dame tu mano.
Sólo así podré entregarme por entero,
y caminar nuevamente por el aire
como la hoja que se mueve con tu viento.

Es que todavía no he entregado
la ofrenda de mi corazón atado.
Lo sabes bien, debo entender
que mis ojos aún están cerrados.

Toma mi fuego, toma mi barro,
al fin entiendo lo planeado.
Aquí estoy, Señor,
intento ser tu hijo amado.

Juan Ignacio Pacheco

barro, caidas, cruz, darse, hijo amado, ofrenda de vida
Publicación anterior
Siempre estaré ahí
Publicación siguiente
Camino hacia la alegría

Publicaciones relacionadas

keyboard_arrow_up