Variedad enriquecedora

“Esta importante manifestación deportiva se convierta en ocasión de encuentro, de diálogo y de fraternidad entre culturas y religiones diferentes, favoreciendo la solidaridad y la paz entre las naciones”. Papa Francisco, mensaje referido al Mundial de fútbol de Rusia 2018

The Beautiful Game («el hermoso juego») es el nombre elegido para la imagen que la Federación de fútbol de Senegal compartió en sus redes.

En ella podemos ver un apretón de manos entre jugadores de distintas etnias, símbolo por donde se lo mire del reflejo global e inclusivo de la competencia.

El deporte moviliza al mundo contemporáneo, en los últimos tiempos, se convirtió en una fluida atracción en las generaciones actuales y es una de las más claras expresiones humanas donde cabe el ideal de confraternidad universal.

El fútbol, como los demás deportes, propicia la comunicación entre las personas, cultiva la solidaridad y la alegría, fomenta los más profundos valores humanos, nos acerca en el día a día que está lleno de odios, resentimientos, exclusiones.

En la imagen podemos ver el “Fair Play” cuando una mano levanta a la otra. Entre adversarios, no hay diferencia de raza, etnia, cultura, idiomas. El otro es diferente a mí, y a diario, olvidamos que la diferencia es la que nos hace crecer.

Nuestro ego, suele engañarnos de forma grave y nos anima a imponer nuestra voluntad a cualquier costo. Pero lo que nos hace crecer y lo que ayuda al avance de la humanidad es lo opuesto, es la emergencia de lo nuevo, es el valorar a quienes nos enriquecen con su variedad en todo sentido.

El respeto y la comprensión por el otro,  va de la mano con la solidaridad. Solo cuando dejamos de mirar al otro por encima del hombro y construimos una autentica hermandad, podemos superar las diferencias sociales y la violencia que tanta brecha crea entre dos equipos.

“Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, que seamos sus discípulos, que juguemos en su equipo” destacó el Papa Francisco.

Seamos protagonistas de nuestros partidos, seamos jugadores del equipo de Dios, pongámonos la camiseta del Reino de los Cielos y juguemos para adelante, pateemos para adelante, construyamos juntos un mundo sin diferencias. Tendamos la mano, venzamos las rivalidades, superemos nuestros egos. Mírate y reconócete en los ojos de tu contrario, sentí que el también patea en la misma dirección, al igual que vos, con una única diferencia: los colores de una camiseta.

Priscila Torielli
Grupo de Comunicación San Ignacio

competencia, Deporte, diferencias, Dios, fútbol, hermandad, rivalidad, solidaridad
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