Pablo Castaño, Abanderado argentino del año

Hay gente buena en la vida. Personas sencillas que se han acostumbrado a pensar en el otro, en los otros, y han optado por dedicar su tiempo, sus energías, su corazón, a sembrar bienestar, a compartir alegría, a desvivirse un poco por los demás. (…) Son los santos cotidianos. Los de todos los días. Todos los santos de nuestro mundo. Vidas que reflejan esa Vida de Dios, que ama sin artificio ni publicidad. Gente anónima de historias admirables. José María Rodríguez Olaizola, Sj

¿Te has enterado que cada año en nuestro país (ese mismo país que es objeto de tantas críticas, y que para muchos roza en la desesperanza) muchos argentinos son reconocidos por su trabajo en la construcción de una sociedad más justa y más humana? Ellos son los abanderados argentinos, los verdaderos abanderados de nuestra patria.

Esto es gracias a Abanderados, un premio anual organizado por Canal Trece, que reconoce a aquellos argentinos que se destacan por su dedicación a los demás; buscando visibilizar y difundir su ejemplo para inspirar a otros. Además, la organización que es votada por la sociedad como abanderada anual recibe con este premio un impulso para sus proyectos.

 

¿Cómo funciona? Primero está la postulación de candidatos. Aquí pueden ser postuladas, por un tercero, personas que con acciones concretas están logrando un cambio positivo en la vida de otros. No es requisito que el proyecto sea de gran envergadura: se buscan argentinos que se dediquen a los demás, transformen sus vidas, hagan una diferencia real, creativa y desinteresada. Luego, el Jurado de Honor elige a los ocho abanderados del año. A partir de ahí se difunden las historias de los abanderados, seguido por la votación, en donde el finalista más votado por la sociedad recibe el premio de Abanderado del Año.

 

El Abanderado de 2018 fue Pablo Castaño, fundador de Sumando Energías. Mediante esta organización, Pablo y su equipo, a partir de materiales reciclados, enseñan cómo utilizar la energía solar para construir un calefón solar y una ducha en un fin de semana, y así proveer de una agua caliente a familias de barrios vulnerables. Con materiales que antes quemaban (como botellas y latas), las familias pueden tener acceso a un servicio básico que antes no tenían cubierto.

La construcción de los colectores solares las hacen las mismas familias beneficiarias con la guía y ayuda de los voluntarios. Sumando Energías construyó colectores solares junto a 125 familias. Hoy, más de 600 personas tienen acceso a una ducha de agua caliente construida por ellos mismos. El cambio en la calidad de vida está dado también por una cuestión sanitaria. Con la construcción de un lavabo y el aprendizaje del hábito de lavarse las manos, se disminuyen 2 de las 3 principales causas de mortalidad infantil: diarrea y neumonía.

Pablo compartió su mirada sobre el proyecto:

“El colector solar engloba tres aspectos que me apasionan: el trabajo social, las energías renovables y la reutilización de materiales. Lo que me motiva y me deja una sonrisa de oreja a oreja es compartir ese día con la familia y ver la alegría que transmiten cuando terminan el termotanque solar y, también, la buena energía que se genera con los voluntarios que participan de cada construcción”.

 

Qué importante es reconocer y dejarse inspirar por vidas de personas que, sin capacidades ni dones extraordinarios, tan solo con ganas combinadas con mucho amor, logran lo extraordinario.

Mili Raffa

compromiso, solidaridad
Publicación anterior
Las diosidencias de la vida
Publicación siguiente
La tribu

Publicaciones relacionadas

keyboard_arrow_up