Vivir es misión

Habiendo finalizado la primera semana de misión del ciclo San José, me siento a recordar lo vivido, y no puedo más que sonreír, porque Dios estuvo presente en todo momento: en el sol, en las estrellas, en la inmensidad de los paisajes, en el diálogo espiritual con cada familia que nos recibía, en la sonrisa y el abrazo sincero de los niños del taller, en cada Eucaristía, en los silencios, en las compartidas con la comunidad, en el descanso reparador… En todos ellos, estaba Él enviándonos y animándonos a seguir caminando.

Con el lema “Vengan y Vean” tomado del Evangelio de Juan, fuimos nuevamente invitados por el Maestro a ser testigos de La Verdad, sal de la tierra y luz del mundo: “Vengan, vivan la experiencia y háganse mis discípulos. Vayan y háganse misión”.

En el caminar diario por las calles de Trinidad, se ve mucha gente cansada y abatida, con historias que humanamente parecen no tener horizonte de salvación. De la compasión nace la misión, del encuentro con Cristo nace la alegría, y en conjunto nacen Gracia y Consuelo. Tenemos pues, todas las herramientas necesarias para transmitir un mensaje de amor y esperanza a estas almas, porque conocemos el amor de Dios y lo revivimos en cada una de ellas.

San Alberto Hurtado, sj nos dice “Ser apóstol no es llevar una antorcha en la mano, poseer la luz, sino ser la luz…” Animada por esto, me lancé a sembrar con confianza en esta misión, aunque pequeña ante el enorme objetivo que anhelamos, creo que cada hijo de Dios es parte irremplazable del instrumento evangelizador en la tierra. Todos somos llamados a alimentar la llama del Amor en nuestros hermanos, por pequeña que sea, por medio de nuestros cinco panes y dos pescados.

Me llevo un corazón agradecido al Señor por mostrarme el camino, un rinconcito más de tierra al que quiere que lleguemos, que cosechemos, una tierra con hambre de Su Amor, una tierra con muchos rostros y nombres que quedaron grabados en el corazón de cada misionero.

Me llevo también, un corazón fortalecido y totalmente consolado por esta increíble experiencia de Fe y servicio, repleto del deseo de que se haga fecunda la siembra tanto para nosotros, como para alegría y consuelo de nuestro prójimo.

Porque vivir es misión, la vida de cada uno es misión. Volvemos a nuestros ambientes a seguir evangelizando, y unidos en oración, seguimos regando la siembra de esta semana. Nos vemos pronto Trinidad…

Juliana Schenfeld
Misión Joven San Francisco Javier
Ciclo San José, Uruguay (2017 – 2019)

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