Si aún no ves claro, ¡reflexiona!

A ratos se nubla completamente el horizonte. Un estado de abandono, de tristeza, de depresión, se apodera del alma. Le parece a ésta que sus esfuerzos son sin sentido alguno, que su sacrificio es estéril, hasta la misma fe se oscurece, cree estar en el vacío. Las verdades que ha creído, ¿no serán una gran ilusión?[…]

En esos días en que se oscurece el horizonte de la fe, debe el joven aprender a obrar como los expertos marinos que cuando se ven sorprendidos por densos nublados no echan marcha atrás sino que avanzan más lentamente, pero avanzan, o sino al menos se paran y pitan.

Pararse, detenerse, no cambiar los propósitos y pitar; esto es orar, orar mucho, y tener fe ¡pronto saldrá el sol!, y así es en verdad.

San Alberto Hurtado, sj
Elección de la carrera

Publicación anterior
Conocí a Dios, mi fortaleza
Publicación siguiente
Oración desde la Fragilidad

Publicaciones relacionadas

No se han encontrado resultados.
keyboard_arrow_up