Conocí a Dios, mi fortaleza

Conocer a Dios es fortaleza. Conocer a Dios, acercarse a Jesús es esperanza y fortaleza y eso es lo que necesitamos de los jóvenes de hoy, jóvenes con esperanza y fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos que están así nomas, ni sí ni no. No queremos jóvenes que se cansan rápido que viven cansados con caras de aburridos; queremos jóvenes fuertes con esperanza y con fortaleza porque conocen a Jesús y porque conocen a Dios, porque tienen un corazón libre.

Corazón libre, solidaridad, trabajo, esperanza, esfuerzo, conocer a Jesús, conocer a Dios mi fortaleza…. jóvenes que vive así ¿tiene la cara aburrida? ¿tiene el corazón triste? no. Para eso hace falta sacrificio, hace falta andar contracorriente.

Las bienaventuranzas que leímos hace un rato son el plan de Jesús para nosotros. Es un plan contracorriente. Jesús nos dice “felices los que tienen alma de pobres”, no dice los ricos, los que tienen plata, no sino los que son capaces de acercarse a los pobres. No dicen “felices los que la pasan bien” sino los que tienen la posibilidad de afligirse con los demás.(…)

Un corazón libre es lo que les deseo.

El otro día un cura en broma me dijo “sí, usted siga aconsejando a los jóvenes que hagan lío, siga, siga, pero después los líos que hacen los jóvenes los tenemos que arreglar nosotros. Hagan lío, pero también ayuden a arreglar a organizar los líos que hacen. Hagan lío pero organícenlos bien. Un lío que nos de corazón libre, un lío que nos de solidaridad, esperanza y un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que a Dios a quien conocí es mi fortaleza.»

Papa Francisco

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