Guía rápida para vivir la cuaresma en los tiempos que corren

Sabemos bien que en la vorágine del día a día cuesta mucho bajar un cambio para prestarle atención y llevar a la práctica los tres pilares de este tiempo que vivimos: ayuno, limosna y oración. Sin embargo, nuestro corazón también nos pide que paremos la pelota, porque de lo contrario llega un momento en el que la realidad nos supera y podemos llegar a explotar de tanta sobrecarga.

Una de las consignas que se nos presentan en este tiempo es la del ayuno. Comer es uno de los grandes placeres en la vida, y por lo general este pilar se asocia al no consumo de carne al menos durante los días viernes de cuaresma. No obstante, cada uno también puede proponerse un objetivo puntual en relación al ayuno, ya sea dejar de lado algún gusto que se da de vez en cuando, o limitar el consumo de alcohol o gaseosas, por ejemplo. Básicamente se trata también de dejar de lado los antojos y poner todo eso en manos de Dios.

Por otra parte, la limosna también se vuelve una herramienta clave para vivir la cuaresma. Aquí tenemos una gran oportunidad de hacer un mayor esfuerzo para ver a Cristo en el pobre, el que sufre y en el que menos tiene. El comienzo de clases incluso puede ser una buena excusa para colaborar en causas que tengan como objetivo el reconocimientos a aquellos que son desfavorecidos en nuestra sociedad.

La oración aquí es vital para poder fortalecer nuestros lazos con Dios en esta etapa tan importante dentro del calendario litúrgico. Es clave poder hacernos por lo menos un pequeño momento diario de charla con Jesús, ya sea en el trayecto al trabajo, en un momento de descanso, o bien dejar el celular unos minutos para poder dedicarle ese espacio a Dios. Además, como esfuerzo extra se puede participar de algún tipo de oración comunitaria, ya sea participando de la misa semanal, o ir a alguna capilla de adoración perpetua.

Por último, la cuaresma es un excelente momento para proponernos un objetivo particular. Puede ser individual o en comunidad, y debe ser una meta alcanzable, pero que requiera un esfuerzo para cada uno. Reencontrarse frecuentemente con los sacramentos, dejar de lado los vicios, o bien abordar alguna actividad en concreto puede ser un buen propósito.

Por supuesto que todos estos son pequeños consejos para poder vivir en sintonía dentro de la cuaresma, pero cada uno debe trasladarlo a su realidad, y mientras mayor sea el esfuerzo, más agradable será a los ojos de Dios. Pidámosle al Señor poder vivir este tiempo como la verdadera preparación que necesitamos para la Semana Santa y para la Pascua, el momento más importante de todo el año.

Nacho Pueyo

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